"Como madres nos sucede muy
a menudo que aunque estemos rodeadas de un sin fin de personas al final nos
sentimos solas viviendo está experiencia como quien va en un tren descarrilado
y a toda marcha.
@rosmasz y su amado hijo |
Vemos
a nuestro alrededor otras madres a quienes creemos se les ha hecho súper fácil
el trabajo y llegamos hasta a considerar que a nosotras nos tocó la experiencia
más dura o más llena de obstáculos.
Al
menos así me sentí yo durante mis primeros días de maternidad. Me he permitido
contar mi experiencia para decirte a ti querida lectora que a todas nos ha
tocado una dosis de trabajo duro, que como madres todas hemos tenido que
sobrellevar alguna crisis en nuestra experiencia materna y que sin excepción alguna
todas hemos tenido que equilibrar nuestras expectativas sobre la maternidad
para disminuir la presión y disfrutar día a día ese milagro que la vida nos ha
otorgado.
Durante
mucho tiempo en mi vida había decidido por múltiples razones (banales todas
ellas) no amamantar a quien fuese mi futuro hijo o hija, me escudaba en la idea
de que el bebe no necesitaba pegarse al pecho materno para recibir sus
nutrientes y aunque no me negaba a lactar con leche materna, si estaba
convencida de que no lo haría a través de la teta.
Sin
embargo, como quien vive una experiencia de esas que le marcan la vida y le
cambian el paradigma nació mi sobrina, mi hermana quien es de pezón
reconstruido se vio en la tarea de extraerse la leche pues la beba poco se
pegaba al seno, como resultado, mi hermana abandonó la lactancia y el final de la
historia está lleno de múltiples enfermedades respiratorias y estomacales para
mi sobrina.
Con
ese aprendizaje en mente decidí durante mi embarazo brindarle a mi hijo Dante
lo mejor de mi y eso sólo se lograría con la lactancia materna a demanda.
Mientras
estaba embarazada me preparé para lactar, vi vídeos, leí libros, leí entradas
de blog, asistí a charlas e inclusive tuve una sesión privada para aprender el
agarre correcto del bebe en el seno. Me convertí para amigas y familiares
también en estado en una promotora del arte de amamantar.
Finalmente
el día esperado llegó, nació mi bebe y allí estaba yo esperándole con los
brazos abiertos y llena de deseos que lo cubrirían de amor y de mi protección.
Había incluso pedido que mi hijo permaneciese todo el tiempo a mi lado para
garantizar la lactancia a demanda además de impedir que las enfermeras del
retén le diesen fórmula.
Sin
embargo al poner a mi bebe en el seno la leche materna no salía. Recordaba eso
de: "Pegarse al bebe es lo único que hace falta" y me decía a mi
misma: por qué no me sale leche?. Intenté no presionarme pese a la mirada
inquisitiva de quienes me rodeaban, de esos quienes libremente opinaban sobre
lo fácil y rápido que sutanita y menganita dieron leche abundante para sus
bebés, de esos que teorizaban sobre el porque de mi falta de leche y más aún
sobre aquellos que buscaban algo malo en mi que les permitiese justificar la
falta del alimento para mi hijo. Traté de no sentirme como un fenómeno de mujer
cuando los días iban avanzando y mi leche no llegaba, mientras yo seguía
pegándome a mi bebe a la teta que para ese momento era un chupón. Me decía a mi
misma: no importa que duela con tal y el trate de sacar la leche, olvidando todo
lo leído y aprendido sobre lactancia durante los meses previos. Pero si
importaba, por el dolor mientras lo tenía en mi seno no disfrutaba del contacto
e iba cediendo poco a poco a la fórmula, su facilidad y practicidad.
Casi
una semana había pasado y mi hijo en cada minuto desarrollaba ansiedad ante el
seno, exponerle a un seno vacío, a una madre dolorida estaba resultando un
suplicio, más cuando lo que le calmaba era un tetero. Cuando menos lo esperé,
cuando lo deje de desear mi leche llegó, y allí estaba yo feliz pero adolorida,
cansada y con un bebe que prefería chupar de la mamila plástica que del seno de
su mami y lo demostraba llorando a horrores ante el. Sentí que me había
preparado psicológicamente para ello tras años de programación con eso de: "no
le daré directo del seno" y comencé a vaciarme con extractor con una
rutina de sacado de leche cada 3 horas. Todo resultaba agotador, las madrugadas
eran un sufrimiento para mis senos y mi espalda, me justificaba diciendo: haré
el sacrificio por mi hijo, pero deseaba que pasarán los 6meses para abandonar
la lactancia y dejar esta rutina de 40 minutos de extracción para 4onzas
de leche.
Un día
decidí postear en twitter mi experiencia y como solución caída del cielo fui
invitada a un grupo de madres que amamantan, allí compartí virtualmente mi
experiencia y me sentí liberada, acompañada, entendida.
Recuerdo
claramente el consejo que hoy por hoy me hace sonreír mientras tomó la mano de
mi bebe de dos meses y medio que se alimenta feliz y exclusivamente del seno materno:
"imagina que acaba de nacer, olvídate de todo y vuelve a empezar".
Fue un código especial que me hizo revivir ese momento mágico de tenerlo en mis
brazos por primera vez y me dio el empuje para colocarlo confiada al seno, sin
ansiedad, llena de amor. Ese clima de paz nos envolvió a los dos y en segundos
ese niño que hacia 20días lloraba de sólo sentir el seno en su boca estaba
feliz, agarrado de su tetica como si nunca hubiese vivido algo más, como si lo
único que conociera fuese el seno.
Me
tomó 25 días, un pezón roto, muchas horas de trasnocho sacando leche y un
consejo en el momento justo volver a empezar.
Hoy
por hoy te digo amiga lectora que no existen madres con conocimientos y trucos
secretos, sino madres dispuestas a apoyarnos, atrévete a preguntar, a comentar
a hablar, cuando un niño nace viene al mundo con muchas madres dispuestas a
apoyarte, así que no estás sola en las madrugadas, ni mientras le atiendes,
muchos corazones están allí haciéndote porras aunque no los veas."
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